El azúcar no solo aporta calorías vacías, sino que su consumo excesivo puede afectar el sistema inmunológico, promover la inflamación y generar desequilibrios metabólicos. Según la nutricionista Karen Preece Smith, la combinación de azúcar y grasa en los alimentos procesados crea un “punto de felicidad” que puede volverse adictivo, interfiriendo con las señales de saciedad en el cerebro y llevando a un consumo excesivo.
A nivel digestivo, el exceso de azúcar también altera la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento de bacterias nocivas y aumentando el riesgo de problemas digestivos. Además, puede favorecer la acumulación de grasa incluso sin un consumo calórico excesivo.
¿Cuánto azúcar es demasiado?
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el azúcar libre no supere el 5% de las calorías diarias, lo que equivale a unos 30 gramos al día (aproximadamente siete cubos de azúcar). Sin embargo, la mayoría de las personas superan este límite sin darse cuenta, debido a los azúcares ocultos en productos considerados saludables, como yogures bajos en grasa o galletas integrales.
El desafío de reducir el azúcar
El testimonio de la persona que eliminó el azúcar por un mes revela que los primeros días son los más difíciles, debido a la necesidad del cuerpo de mantener su dependencia al azúcar. Sin embargo, después de una semana, los efectos positivos comienzan a notarse: más energía, mayor estabilidad en los niveles de glucosa y mejor concentración.
Al finalizar el reto, descubrió que sus papilas gustativas se habían sensibilizado y los alimentos dulces le parecían excesivamente empalagosos. Más allá de la pérdida de peso o el control del azúcar en la sangre, el desafío le permitió mejorar su relación con la comida y generar hábitos más saludables.
Reducir el azúcar no es tarea fácil, pero los beneficios a largo plazo pueden marcar una gran diferencia en la salud. A medida que más personas se suman a este cambio, el impacto en la salud pública podría ser significativo, ayudando a prevenir enfermedades crónicas como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.