No ha pasado ni una semana de la detención de Luigi Magione por asesinar presuntamente al CEO de la aseguradora United Healthcare y ya ha habido una competición de dobles en Washington Square Park (Nueva York), el lugar donde pocas semanas antes se dio otra similar, aunque mucho menos controvertida, con personas muy parecidas a Timothee Chalamet.
Muchos de los participantes en el certamen llevaban réplicas de la chaqueta verde militar con capucha que lucía Magione. De hecho, el martes la web de moda Complex afirmaba que dicha chaqueta, un modelo de Levi’s con dos bolsillos delanteros, se había agotado en los almacenes Macy’s. Pocas horas más tarde, se agotaba la mochila encontrada en Central Park, un modelo de la marca independiente Peak Design, especializada en deportes. El miércoles, la revista Women’s wear daily se hacía eco de las inesperadas ‘campañas de marketing’ de ambas marcas, que han visto cómo las búsquedas y las ventas han crecido exponencialmente en tres días. La chaqueta no está disponible en la web de Levi’s, se desconoce si porque ha sido retirada o porque es de una temporada anterior. Y, obviamente, ningún portavoz de las marcas ha querido hablar del tema. Lacoste sí lo hizo en 2011, cuando pidió a la policía de Oslo que el terrorista Anders Breivik no apareciera en los juzgados con su famoso cocodrilo, después de asesinar a 77 personas, en su gran mayoría jóvenes. Una situación que se calificó de “pesadilla” para la firma.
Sin embargo, con Mangiore, y su caso completamente distinto, en cuestión de horas, Ebay, Amazon o Etsy se llenaban de merchandising de Mangione mientras se agotaba el gorro de lana verde de Luigi, el compañero de Mario Bros., en varias webs de disfraces. The Washington post, propiedad de Jeff Bezos, dueño de Amazon, anunciaba la retirada de estos productos por infringir las normas éticas de la plataforma. En la era del merchandising, donde cualquier pequeño objeto de consumo lleva un mensaje o una marca incluida para mostrarla en redes sociales, no es sorprendente que hayan brotado como setas las tazas, gorras y camisetas que apoyan al presunto asesino. Es la respuesta comercial del meme, y solo hace falta recordar cómo hace un año el disfraz de Jeffrey Dahmer fue uno de los más demandados de Halloween, por ejemplo.
No es nuevo el efecto halo en este tipo de casos, es decir, que el atractivo físico reste gravedad al hecho: si para muchos Luigi Mangione es un héroe por haber asesinado presuntamente a uno de los culpables director del dramático sistema de salud norteamericano, la circunstancia de que sea guapo duplica su fascinación por él. Viene a poner la guinda a décadas de literatura sobre mujeres enamoradas de asesinos encarcelados y a años de series de Ryan Murphy en las que los actores más atractivos interpretan a los monstruos más despiadados.