-“Mi padre biológico, el señor Moisés Pasquel, además de director de orquesta y toda una personalidad en la XEW, era varios años mayor que mi mamá y de pilón, casado. Claro que de esto ella se enteró mucho después. No condeno el amor, pero sí el engaño”.
-“Siempre fui muy tragona y como mi mamá no quería darme dinero para que yo comiera tanta porquería, tenía que ingeniármelas para conseguirlo. Iba al hotel El Reloj a aventarme clavados desde la claraboya para que me pagaran (…) mi locura eran los mangos verdes con chile”.
-“Con Manolo Fábregas hubo más química, pero dejé de verlo cuando me enteré que usaba peluquín: mi mamá fue quien me lo dijo porque yo no me había dado cuenta. Y la ilusión se fue al suelo”.
-“Bamba” fue mi primera película, cobré por ella 300 pesos, aunque por la terrible experiencia, la verdad, debieron pagarme más. Contreras Torres (el director y para una escena de llorar, que no lograba) comenzó a insultarme y humillarme enfrente de todo el mundo, hasta que toda esa agresión se convirtió en llanto.
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-“Por ‘Un rincón cerca del cielo’ (de Rogelio A. González) recibí mi primer Ariel, por coactuación femenina. No me esperaba menos después del “cachetadón” que me puso don Andrés Soler al hacer una de las escenas. El director dijo a don Andrés: ‘Por favor, quiero una bofetada que la tire’ ¡Y me tiró!, estuve sorda como tres meses”.