A casi dos meses del inicio del gobierno de Claudia Sheinbaum, el balance refleja tanto aciertos como desafíos que parecen más herencia de su antecesor que fruto de su propio liderazgo. El peso de Andrés Manuel López Obrador sigue marcando la agenda, mientras la presidenta lucha por abrirse camino en un panorama político lleno de contrastes.
Un paso firme en el G20: el multilateralismo como acierto
La presencia de Sheinbaum en el G20 marcó un contraste significativo con la actitud de López Obrador hacia la política exterior. Mientras AMLO evitaba foros internacionales, Sheinbaum se desenvolvió con soltura y mostró la utilidad del multilateralismo en un momento crucial.
Destacaron sus reuniones con líderes como Xi Jinping y Emmanuel Macron, encuentros que permitieron colocar a México en el mapa diplomático global. Además, su propuesta de redirigir el 1% del gasto militar global hacia la reforestación envió un mensaje esperanzador.
Sin embargo, las críticas no tardaron: ¿Cómo puede México abanderar causas medioambientales cuando su propio gobierno recorta el presupuesto a la SEMARNAT y prioriza megaproyectos cuestionados como el Tren Maya? La incongruencia fue señalada tanto por opositores como por ambientalistas.