El primer mes de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum no ha sido nada fácil en materia de seguridad. Aunque especialistas entrevistados afirman que aún es temprano para evaluar una estrategia contra la violencia, coinciden en que hay un intento importante por mejorar la inteligencia y la coordinación interinstitucional.
En estos 31 días de octubre, en México ha habido coches bomba, enfrentamientos entre civiles y militares, asesinatos múltiples, ataques a la prensa, crímenes contra migrantes, el asesinato de un sacerdote, narcobloqueos carreteros, homicidios de políticos y jefes policiacos, soldados caídos en combate y acusaciones de uso excesivo de la fuerza por parte de militares.
En este periodo, la presencia de militares en la labor de seguridad ha estado en el ojo del huracán. En Chiapas, elementos del Ejército dispararon contra una camioneta donde viajaban migrantes indocumentados, con un saldo de cuatro personas muertas y 12 lesionadas; en Tamaulipas, el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo acusó al Ejército y a la Guardia Nacional de matar a tres personas, entre ellas a una niña de ocho años, mientras perseguían a presuntos criminales; en Sinaloa, un supuesto enfrentamiento entre una célula de El Mayo Zambada y el Ejército dejó 19 civiles muertos y un solo detenido de nombre Edwin Antonio Rubio López, alias El Max, y en Tecpan de Galeana, Guerrero, una serie de enfrentamientos entre civiles y fuerzas federales y locales, tuvo un saldo de 17 civiles “agresores” y dos policías municipales muertos.
Para Sandra Ley, conocedora del tema y profesora del Tecnológico de Monterrey, esta escalada de violencia suele verse con los cambios de gobierno y la aplicación de nuevas políticas de seguridad. La presidenta Sheinbaum, afirma, recibe un país con “una profundización de la gobernanza criminal”
La académica considera que ya se notan algunas diferencias con el gobierno de López Obrador, como la no negación de los eventos violentos.
“La narrativa importa. Podría abrir un espacio para una sociedad civil que fue muy activa con Calderón, con Peña Nieto, para la rendición de cuentas, de exigencia de información”, afirma.