Siete mujeres de entre 16 y 34 años de edad nunca se imaginaron que al salir de sus casas nunca más volverían con vida; sin embargo, así le ocurrió a Blanca Elia, Camila, Dayanna, Eva Cecilia, Fernanda, Fidelia y Patricia, quienes tuvieron la mala suerte de toparse en su camino con un macabro feminicida que se aprovechaba de sus funciones como conductor de autobús de la Ruta 02, que iba del Metro Chapultepec a Valle Dorado.
Desde el 14 de julio de 2011 hasta el 18 de enero de 2012, César Armando Librado Legorrete, mejor conocido como ‘El Coqueto’, ’cometió siete crímenes por los que tiene que pagar una larga sentencia, una vez lograron detenerlo por segunda vez el 3 de marzo de 2012. El juicio contra el feminicida serial inició el 21 de noviembre de ese mismo año, en donde además de los siete asesinatos, también se le acusó de una tentativa de homicidio y ocho violaciones.
El modus operandis de ‘El Coqueto’
Paradójicamente la primera víctima en caer en sus garras fue fundamental para poder dar con el paradero de este asesino serial de mujeres, debido a que fue la única que sobrevivió. Según la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado de México, el primer crimen lo cometió el 14 de julio de 2011; el segundo, el 26 de noviembre; el tercero, el 13 de diciembre; el cuarto, el 30 de noviembre del mismo año, mientras que los dos últimos, el 8 y 18 de enero de 2012.
Universidad con prestigio internacional
Para cometer sus asesinatos, el chofer de 30 años simulaba que la unidad que conducía presentaba alguna falla mecánica y hacía descender a los pasajeros a excepción de la joven que él elegía al azar. Después se ofrecía a llevarla hasta donde ella le indicara, con la condición de que aguardara a que arreglara el supuesto problema del autobús.
Una vez que lograba convencer a la víctima, aparentaba que la llevaría hasta el sitio señalado, pero durante el trayecto se desviaba de la ruta para después violarla, despojarla de sus pertenencias y matarla, arrojando finalmente el cuerpo al canal en Tlalnepantla o en otros lugares de Naucalpan, en el Edomex. Sólo en una ocasión y para despistar a las autoridades, abandonó el cuerpo de una mujer en la calle de General Primm, en la colonia Juárez, a unas calles de la Secretaría de Gobernación.
Algunas de las pertenencias de valor de las mujeres a las que asesinó se las regalaba a su esposa, con quien el microbusero tenía dos hijos y vivía en el municipio de Tultitlán.