Diana del Ángel (Ciudad de México, 1982) se dio a conocer por Procesos de la noche (2017), un conjunto de crónicas relacionadas a Julio César Mondragón, el normalista desollado en septiembre de 2014. Siete años después y tras publicar poesía y textos periodísticos, debuta como autora de ficción con Periferia (Almadía).
“Escribí estos cuentos entre 2018 y 2019, poco antes de la pandemia y durante el confinamiento los corregí. Nacieron a partir de recuerdos de mi infancia, adolescencia”, comenta del Ángel, al referirse a estos relatos que apuntan a aquellos espacios donde lo extraño colinda con lo real, donde la violencia y el absurdo van de la mano en un presente que exige nuevas formas de mirar para entender lo cotidiano.
Periferia es tu primera obra de ficción, ¿qué encontraste en este género a diferencia de la crónica o la poesía?
La ficción me permite transformar los hechos. La periferia a la que me refiero en los relatos está más vinculada a la imaginación y a la ternura, y no tanto a los escenarios de violencia, pobreza o precariedad. Gracias a la ficción pude darles la vuelta a eventos cotidianos para crear atmósferas absurdas o mágicas.
¿Qué se nos revela en lo diferente o extraño sobre lo cotidiano?
Lo interesante de crear la atmósfera de extrañeza es que nos permite mirar desde otra perspectiva. La literatura nos ayuda a construir mundos propios no para escapar de la realidad, sino para volver a ella con otra mirada, y en esa medida hay también hay un momento de transformación en la experiencia lectora, creo que eso es lo más potente que tiene la literatura.
Abres el libro con “El nombre oculto de lo cotidiano”, un relato que alude a aquello que no queremos ver.
En ese cuento me interesaba narrar desde la perspectiva de una niña algo que no se nombra, siento que esa invitación a nombrar aquello que ocurre ante nuestros ojos pero que preferimos dejar de lado ya sea por la inercia de la violencia, del relato hegemónico o por el miedo, se mantiene a lo largo del libro.
Podríamos decir que estos cuentos tienen al menos cinco años, ¿hacia dónde te has desplazado como autora desde entonces?
Este es mi primer libro de cuentos, haberlos escrito me dio más confianza para seguir trabajando. Ahora tengo más obra narrativa, pero también en la poesía he abierto mi escritura a otras exploraciones. Antes tenía una idea más cerrada de la escritura y ahora siento que fluyo con más libertad, por otro lado, juego a nivel narrativo con lo especulativo como la ciencia ficción, es algo que me interesa cada vez más.
Entre Procesos de la noche, una serie de crónicas alrededor del normalista César Mondragón y Periferia hay una forma distinta de relacionarse con la violencia. ¿Cómo sientes que cambió esto?
Hay un cambio total, aquellas crónicas implicaron un proceso muy duro, ahora en cambio quise convocar el humor. Al escribir estos cuentos me quería distraer y divertir, también por eso la risa me parecía tan necesaria
Aristegui Noticias