México.-Cuando en México bajan las temperaturas llega el momento de poner una o dos cobijas en la cama y cubrirse hasta la nariz. Desde hace décadas los cobertores San Marcos, o la llamada ‘Cobija del Tigre’ es el mejor remedio contra el frío.
Pese a que la fábrica que las producía en Aguascalientes cerró en 2004, el cariño a estas mantas continúa en los hogares mexicanos y se ha convertido en algo que las familias heredan de generación en generación.
“Literal, cuando te pones estas cobijas son como el abrazo de tu mamá”, cuenta Yolanda Morales desde Tijuana. Recuerda que en su época de estudiante en la Universidad de Puebla, recibió un paquete de su madre con dos cobijas para que no pasara frío en las noches. “Las tengo todavía, veinte años después”, asegura.
Se trata de los famosos cobertores San Marcos, cuyos diseños que mostraban leones, águilas, gorilas y, desde luego, tigres, además de imágenes religiosas, que dominaron su mercado durante por lo menos tres décadas.
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¿DÓNDE NACIERON LOS COBERTORES SAN MARCOS?
Originarios de Aguascalientes, los cobertores San Marcos fueron creados por el empresario Jesús Rivera Franco, quien nació en Teocaltiche, Jalisco, pero se mudó con su familia a la capital hidrocálida con solo seis años de edad.
Aunque el negocio familiar era la elaboración de sombreros, Rivera Franco decidió incursionar en la elaboración de sarapes, tradicional en la región, y años después buscó con verdadera devoción el material perfecto para una cobija.
La historia dice que lo encontró en Europa. Se trata del jacquard sintético que, por su colorido y nobleza, era muy calientito, ligero -el peso de un cobertor matrimonial era de, aproximadamente, dos kilos- y fácil de estampar.
En la década de los 70 fundó el Grupo Textil San Marcos con varias fábricas en el territorio aguascalentense, desde donde salían miles de cobertores hacia todo el país, primero, y luego a Estados Unidos y Centroamérica.
Su moderno cobertor fue un éxito instantáneo, al grado que prácticamente no había casa en México o en algunos lugares de los Estados Unidos, donde los inviernos implican temperaturas bajo cero, no existiera por lo menos uno de ellos.
A pesar de su fama, Rivera Franco decidió vender su compañía en 1992 al consorcio neoleonés Cydsa, quien tomó el testigo de la creación de un producto no solo popular, sino muy útil y querido en el país.
ADIÓS A LA COBIJA DEL TIGRE
La llegada de nuevas tecnologías y la apertura a productos del Lejano Oriente poco a poco fueron acorralando a los cobertores San Marcos, de manufactura artesanal, por lo que paulatinamente la empresa comenzó a operar con pérdidas.
Así, la empresa cerró sus puertas en 2004, terminando con ella la tradición de las anheladas cobijas que ahora se heredan de generación en generación, casi como si se tratara de un objeto de culto.
A pesar de que ya no existen cobertores San Marcos originales desde hace 23 años, todavía es posible encontrar anuncios en plataformas como Marketplace o Mercado Libre que hablan de productos “tipo San Marcos”, los cuales mantienen viva la nostalgia de este producto, increíblemente económico, puesto que en su mejor época su precio no superaba los 45 pesos.
Las marcas chinas y otras empresas, como La Palestina, que tiene más de 100 años dedicándose al ramo textil, se apoderaron del trono vacante con apuestas abrigadoras que retoman la cultura popular. Con todo, siempre habrá un espacio en la nostalgia hogareña para la famosa “Cobija del Tigre”.