Siria.-Hanna, una niña de ocho años, fue rescatada de entre los escombros de su casa 33 horas después del sismo que ocurrió el 6 de febrero en Siria y Turquía; sin embargo, a 11 días del terremoto aún desconoce que es la única sobreviviente de su familia.
Hanna continúa recuperándose en un hospital del noroeste de Siria, donde todos los días pregunta por sus papás y su hermana, a lo que su tío, Abdallah Charif, así como los doctores, responden que están siendo atendidos en otro cuarto.
Abdallah Charif narró que tras el sismo, se intentó rescatar a los papás y a la hermana de Hanna, pero todos murieron, incluyendo uno de los socorristas.
“Intentamos salvar su padre, un socorrista, su madre y su hermana, pero murieron todos.
“(…) Pide sin cesar noticias de su padre, su madre y su hermana. No osamos decirle la verdad. Respondemos que están en otra sección del hospital”, dijo.
En su cama de hospital, rodeada de globos de San Valentín, la niña de ojos claros intenta sonreír a pesar de las heridas en el rostro y un yeso en la mano.
Bassel Stefi, el médico que se ocupa de ella, explicó que llegó en estado crítico.
“Estaba deshidratada tras más de 30 horas bajo los escombros sin beber ni comer con este frío. Ahora está en la unidad de cuidados intensivos, su estado es estable, pero corre el riesgo de que haya que amputarle un brazo”, comentó.
El tío de Hanaa teme que el estado de la niña se agrave si se entera de la muerte de sus familiares, y prefiere recurrir a especialistas para anunciarle la noticia.
“Los niños están expuestos a graves riesgos psicológicos a raíz de la amplitud del shock”, explicó Samah Hadid, una responsable del Consejo Noruego para los Refugiados de Oriente Medio.
Hanaa solo tiene a sus abuelos y tíos para criarla en esta región bajo control de los rebeldes, donde gran parte de la población ha llegado desplazada desde otras zonas de Siria en guerra.
El sismo que devastó el 6 de febrero regiones enteras en Siria y Turquía, con un balance de 40 mil muertos, ha dejado muchísimos huérfanos.
Ante un saldo de víctimas que no cesa de aumentar, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia(Unicef) teme una “cifra aterradora” de niños que perdieron a sus padres.